Cuál es el plan de aplicación de los Créditos de Referencia del Estudiante

El gobierno asegura que promueve la libertad, la flexibilidad y la movilidad. Para los estudiantes es un recorte que atenta contra la formación. Lo aprobó el Consejo Universitario en 2023.

Cuál es el plan de aplicación de los Créditos de Referencia del Estudiante

La Resolución 556/2025 de la Secretaría de Educación del Ministerio de Capital Humano aprobó la modificación de la normativa que regula el Sistema Argentino de Créditos Académicos Universitarios (SACAU) y habilita la puesta en marcha del Crédito de Referencia del Estudiante (CRE), una nueva unidad de medida académica para los planes de estudio de las carreras de pregrado y grado en todo el país, que tiene por igual defensores y detractores.

La forma en que el gobierno nacional defendió este sistema al que atribuye la posibilidad de una mayor "eficiencia", "optimización" de los planes de estudio y la "previsibilidad" y el acortamiento de los tiempos de graduación, es afirmar que se trata de un enfoque que permite a las universidades "diseñar planes de estudio más libres y abiertos, interdisciplinarios y flexibles, en los que se podrán integrar diversidad de estrategias pedagógicas utilizando distintas tecnologías y modalidades de cursado".

Este formato para el diseño de las carreras, se anunció, "promueve la articulación de estudios, la movilidad estudiantil y el reconocimiento de saberes y prácticas entre universidades a través de la riqueza de conocimientos y capacidades que podrán contener los créditos".

"A diferencia del modelo centrado exclusivamente en las horas de docencia sean sincrónicas o no, el CRE tiene en cuenta el tiempo total de dedicación del estudiante, al considerar además su trabajo autónomo: estudio, preparación de exámenes, resolución de actividades, elaboración de trabajos y proyectos, etc. Cada crédito académico equivaldrá a entre 25 y 30 horas de dedicación académica".

"Los planes deberán organizarse con un promedio de 60 créditos anuales, lo que favorecerá trayectorias más ordenadas y una mejor articulación entre la duración teórica y real de las carreras, que en algunas ocasiones puede permitir la eventual reducción de los tiempos de graduación".

Quienes critican el sistema aseguran que lo busca es recortar la duración de las carreras para hacerlas más "rentables" a los fondos estatales, de manera que las especializaciones o profundización de la formación deberá completarse con los posgrados, que suelen ser arancelados, aún en las universidades públicas. Este recorte iría en contra de una formación acabada e incluso podría generar problemas con respecto a las validaciones en en el exterior.

No es lo que se comunica oficialmente, ya que la Secretaría de Educación afirma que el CRE permitirá una mayor integración internacional de la educación superior argentina, ya que, al incorporar una unidad que combina las horas de clase con el tiempo de trabajo del estudiante, el sistema será de fácil comprensión y adaptación para aquellos países que utilizan este tipo esquemas de créditos académicos hace más de una década, como muchos países de este hemisferio y de otros continentes.

Pero el antecedente de este sistema, que bien podría coincidir con los criterios de ajuste propugnados por el actual gobierno de Javier Milei, fue aprobado en forma unánime por el Consejo de Universidades en su Acuerdo Plenario Nº 274 en octubre de 2023 con la presencia del entonces ministro de Educación, Jaime Perczyk; de los también entonces secretario de Políticas Universitarias, Oscar Alpa; y presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), Carlos Greco.

A propósito de aquella aprobación, el CU anunciaba que el SACAU -mencionado antecedente- permitiría "transparentar el tiempo total de aprendizaje que le requerirá a un/a estudiante cumplir las obligaciones académicas". El sistema, decía el organismo, "pone en el centro a las y a los estudiantes al darle previsibilidad a sus trayectorias académicas. El tiempo total incluye las horas de interacción entre docentes y estudiantes y todo el trabajo autónomo que se espera que quien estudia realice, por ejemplo, el tiempo de lectura, de preparación de trabajos prácticos y de estudio para los exámenes".

Si bien es cierto que para la aplicación total de este sistema se proyectó un plazo bastante extendido: recién debería ser obligatorio a partir de enero de 2027 (una eternidad para los tiempos políticos y sociales de la Argentina), incluso con posibilidad de prórroga hasta dos años, algunas universidades ya intentan avanzar con pruebas piloto, como ocurriría con la carrera de piscopedagogía de la Universidad Nacional de San Martín, según denunció el Centro de Estudiantes.

 

El gobierno insiste en que la adopción del CRE "implica una transformación en la cultura pedagógica, más que una simple mejora técnica. Permite adoptar nuevas formas de enseñanza y aprendizaje, con margen para la innovación docente y el protagonismo del estudiante. Así, la libertad educativa deja de ser un ideal abstracto para consolidarse como un principio estructurador del diseño curricular basado en el estudiante".

En su visión, el Sistema Argentino de Créditos Académicos Universitarios "representa un avance clave hacia una universidad más libre, articulada y conectada con el mundo" e incluso "habilita una transformación cultural: se pasa de un esquema rígido a uno que anima la libertad pedagógica de las instituciones, los docentes y estudiantes".